Author: Motorizer
•sábado, noviembre 29, 2008

Refugio Peñón Negro Día infernal; los galos debían estar escondidos en lo más recóndito de sus casas, por miedo a que el cielo cayera sobre sus cabezas. Y nosotros parecía que les habíamos robado su poción mágica. Viento, frío y una lluvia intensa intentaba desanimarnos para no estrenarnos con las raquetas. Tres jinetes del Apocalipsis meteorológico querían intimidarnos, pero es que, no todos los días se tienen la oportunidad de tener tanta nieve a nuestra disposición, y unas raquetas para probarlas.

De Almería a las cumbres de los Filabres, teniendo que poner cadenas a medio trayecto. 11 valientes a modo de expedición himalayista partimos desde el refugio del Peñón Negro, entre una fuerte ventisca, hacia las Piedras del Deseo. Únicamente cuando se pasaba entre los pinos, podíamos respirar tranquilos y soportar la sensación de frío. Tras llegar al refugio de Piedras del Deseo, cerrado a cal y canto, y almorzar, regresamos al punto de partida por los helados páramos. Aquí el grupo se segregó, entre los que regresamos a casa, al calor del hogar, y los que decidieron pasar noche toledana al lado del tímido fuego de la chimenea del refugio.

Una grata y sufrida experiencia.

Author: Motorizer
•sábado, noviembre 08, 2008

Tras las bajas de última hora, lejos de amedrentarme, y eso que no soy muy amigo de hacer cosas en solitario, me animé a subir este magnífico sábado, luminoso y radiante a la Ragua, camino de nuestra cima señera, el Chullo. Hasta el infinito y más allá, partiendo del nivel del mar hasta los 2.610 m.s.n.

Madrugué de forma relativa, sin prisas y sabiendo que no debía regresar muy tarde. La llegada el Puerto fue recepcionada por una manada de cabras montesas de corta edad que se encontraban en mitad de la carretera. En el aparcamiento partían unos ciclistas hacia Trevélez mientras sus sufridas esposas a modo de coche escoba lo hacían por carretera.

Nieve, y más nieve, eso es lo que se puede describir de esta ascensión. Me tocó abrir huella (porque la que dejó el zorro la noche anterior era una simple marca del camino hasta la cima). De todas las veces que la he hecho, ésta es la primera en solitario y en la que la cima estaba sola para mí. Hasta que llegó otro montañero cordobés con el que estuve charlando y me bajé justo a tiempo antes de que una numerosa horda de personas hollara el Chullo.

En resumen, buena ascensión con gran cantidad de nieve y con ganas de volver. ¿Para cuando la próxima?