Author: Fox Mulder
•lunes, junio 15, 2009
Cuando acababa nuestra aventura el domingo pensé que esta vez no haría una crónica, sino una Anticrónica, relatando todas las desventuras de un fin de semana aciago en la montaña. Esta tarde, cuando he leido la crónica de Luigui, centrándose más en mis penurias que en los grandes logros de la ruta, pensé que el material para mi Anticrónica estaba agotado; pero luego pensé en Olga, por la que profeso gran admiración, casi devoción, a la que he robado protagonismo con mis desgracias. Así que me dije que no todo estaba perdido.


Todo empezó el sábado a las 04:55:00:000 cuando llegué con mi coche al punto de encuentro. A esa hora, veinte minutos de espera sin recibir llamadas de nadie advirtiendo del retraso son muchos minutos: el “segurata” de una obra cercana hace ronda de vigilancia para confirmar que no soy un gitano que quiere robar material de obra (ups… perdón… quizás no es politicamente correcto decir gitano, bueno, me refiero a esos señores que atropellan personas y se dan a la fuga, trafican con drogas, no declaran ingresos, viven del estado, bailan flamenco, y eso…); a esa hora si hubiera moscas estarían revoloteando encima mia; se escucha un móvil sonoro (joder, lo que me ha costado encontrar como se llaman los artilugios éstos) con cada ráfaga de viento, es mi momento feng-shui, mi kharma está listo para Siete Lagunas; … en fin, en ese momento a mi kharma lo que le apetece es coger a los que me tienen allí de pie esperando y estrangularlos con un cinturón de Hello Kitty.

Pero entonces llega Olga, con el coche todo-revolucionado, sin dinero ni documentación, saltándose el stop de acceso a la calle, sonriendo y agitando la mano a modo de saludo, como diciendo “¡Ah, mira: Fernando está allí! ¡Qué cosas!”. Me tengo que tragar mi kharma con papas…


A la chica no le gustan las curvas, y en la parte de atrás de mi Toledo ya ha tenido alguna mala experiencia (abstenerse mal pensados, que entre Olga y yo nunca ha pasado nada). Un coche demasiado largo para estos trayectos. Pese a todo se sienta atrás, e intenta dormir, pero me consta que lo pasa mal.

Llegamos, desayuno, y comenzamos los preparativos para la subida. Olga viste su chambergo legionario (recuerdo de una desgracia que sólo a ella le podría perdonar), y una camiseta Quechua de un verde muy particular que le favorece mucho, una pena que yo haya monopolizado también las imágenes en la crónica de Luigui, porque, aunque sé que ella no es muy aficionada a salir en las fotos, es raro encontrar una foto mala de Olga. No sé si sería exagerado decir que enriquece las bellas imágenes de la Naturaleza que capturamos en nuestras rutas. Lo que es seguro es que no las estropea, eso es fijo.

Como no aceptó la invitación que le propusimos Luigui y yo de compartir tienda (dijo que a ella las mechas no le favorecen mucho) tuvo que cargar con su propia tienda, lo que me hace pensar que de los tres conjuntos tienda+saco+esterilla, el suyo era el que más pesaba.


Pero ahí que comenzamos a subir.

Y a subir... y seguimos subiendo… y subimos más… y no paramos de subir.

Olga y yo sufrimos de lo lindo, y vamos siempre rezagados, no sé si me está esperando cortésmente, o que se siente a gusto con el ritmo que llevo. El caso es que yo intento siempre ajustar mis pasos para que ella no se despegue. Se sufre mucho más cuando quedas rezagado en la montaña, pero eso no lo sabe mucha gente.

Llegamos a la Campiñuela, ahí me creía que había pasado lo peor, pero me equivoqué. A partir de ahí cambiaron las tornas: me quedé a la cola siguiendo la estela de Olga, que parecía tener un depósito extra de combustible. No pude seguirla. Me parece increíble. Puede que sea machista sorprenderse de ver a una chica subir esas pendientes con esa cantidad de peso, pero para mi fue admirable verla avanzar con todos esos bultos a la espalda. Son sólo 10 kilómetros de Trevélez a Siete Lagunas, pero con ese peso a la espalda, ¿no es ésto realmente una hazaña?


Eres mi ídolo, tíaaaaaaaaaaaaaa ;-)
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2 comentarios:

On 20 de junio de 2009, 11:07 , Anónimo dijo...

ES UNA CAMPEONA

 
On 22 de junio de 2009, 15:54 , }{eaven dijo...

Bueno bueno bueno... después de ver esto me siento no abrumada, lo siguiente... Muchas gracias por este homenaje que me has hecho Fer, la admiración y casi devoción es mutua. No soy tan grande, pero cuando gente como tú está cerca de mí, me vuelvo gigante. Un beso enorme y que nuestra amistad dure para siempre.