Author: Motorizer
•lunes, mayo 24, 2010

IMG_1424

Tranquilo el público femenino, no es que los chicos de AFP vayan a hacer ningún calendario benéfico ligeritos de ropa mostrando sus mejores encantos. Se trata del Cerro de los Machos, en Sierra Nevada, cuyo corredor nordeste iba a ser nuestro objetivo y sueño desde varias semanas atrás.

Así pretendía comenzar la habitual crónica, pero unos interminables segundos más ciento cincuenta metros han cambiado radicalmente mi enfoque de la misma (y de la vida). Quitando esta “vicisitud”, que apareció sin ser expresamente llamada, hay que ser justo y decir que este fin de semana ha sido la invernal más intensa que como colofón final de la temporada se podía merecer.

Tras varios días perfilando el grupo que íbamos a intentar esta actividad, quedábamos al final the four horsemen, Sera, Antonio, Tote y yo. Nuestra intención no era otra que hacer una expedición en toda regla, pasando nuestra fase de aclimatación el día anterior a altitudes superiores al nivel del mar. Así que elegimos el Albergue Universitario como campamento base. Tote se nos descolgaba contra su voluntad a última hora, víctima de obligaciones más poderosas. Así que, a las 17:00 embarcábamos camino de la montaña los tres restantes.

IMG_1315

Conforme estábamos aparcando e ilustrando a un buscador de información sobre rutas de montaña por la zona, recibía la llamada del encargado del Albergue, confirmando que íbamos para allá en menos de veinte segundos.

Ya estábamos alojados, con la pesada losa de un quintal de puro acero galvanizado por llavero; pero en nuestra alocada prisa por organizar todo, se nos había olvidado tanto a Sera como a mí algo vital y muy importante, los víveres necesarios para sobrevivir a la noche, a la mañana y a la ruta.

Caminamos dirección Pradollano, pero en ese cementerio en el que se convierte una vez que cierra la estación era imposible encontrar un supermercado donde adquirir nuestras preciadas provisiones. Fue entonces donde a la desesperada tomamos la carretera para dejarnos caer dirección Granada. Los bares, donde siempre desayunamos en nuestras otras rutas estaban más cerrados que los puños de Steven Seagal, y empezamos a pensar que haber rechazado los calamares en aceite que había en el menú del Albergue no había sido muy buena idea; hasta que al final pudimos cenar en el restaurante de un hotel donde uno de los camareros parecía no haber tenido un buen día. Con la opípara cena en los buches, hidratados y un par de bocadillos para el día siguiente, nos dirigimos a la gasolinera en la que pudimos agenciarnos el resto de avituallamiento que nos faltaba, pese a las reticencias de una dependienta que estaba deseando chapar e irse a ver la Noria.

Nos acomodamos en nuestra habitación y tras una animada charla apagamos la luz. Mañana nos esperaba un día memorable.

Amanece en ese cuarto repleto de humanidad a las seis y cuarto de la mañana. El Veleta se dibuja desde la ventana de nuestra habitación entre el vaho. Rápidamente nos vestimos, preparamos los bártulos y nos dirigimos al punto de encuentro con nuestro contacto granadino, Graciela, con la que vamos a tener el honor de compartir ruta. Presentaciones de rigor, deglución de brownies y ositos Loloo con batidos de chocolate y nos ponemos en marcha.

IMG_1318

La ruta, la de siempre hasta las Posiciones del Veleta, donde conseguimos convencer a Graciela que haga la ruta entera con nosotros. “Es que no tengo ocho”; “Yo te dejo uno o el reverso”. “Es que la cuerda no se ve fiable”; “no te preocupes, las tengo peores”. “Es que tengo un jabalí en el fuego”; “nada, sin problema, churruscao está mejor”.

IMG_1327

Sera prepara el rápel, primer gran evento del día, del cual hay que decir que está de lujo, sin nubes, sin viento, sin calor (como el que lamentablemente empieza a hacer en Almería).

IMG_1334

El primero en averiguar que hay más abajo es Antonio, al que le siguen Graciela y yo, para terminar Sera en una bajada espectacular. Aquí se le reza a San Petzl, San Beal, San Roca para que todo el material por ellos bendecidos no les dé por hacer alguna travesura.

IMG_1343

IMG_1356

IMG_5794 copia

IMG_1366

Salvamos un gran grieta que amenaza con devorarnos, pero por nosotros, que todavía estamos tiernos para su paladar. Aún así, debemos rapelar un poco más hasta donde se acaba la cuerda y de ahí destrepar al Corral. Nos fijamos que hay unos ya enfrascados en el canuto del Veleta, y nos sorprende, con admiración, por dónde se están metiendo esta gente, y sobre todo con qué velocidad avanzan hasta llegar al final.

IMG_1373

IMG_1384

Comenzamos la travesía buscando el inicio del corredor, y por ahora la marcha es bastante cómoda, con una cantidad de nieve que sobrecoge.

IMG_1387

El calor empieza apretar y no pasará mucho tiempo antes de ver las primeras avalanchas de nieve de las cornisas del Veleta. Menos mal que estamos lejos.

IMG_1382

Ya hemos llegado al inicio del corredor, ya se acaba lo “horizontal” y comienza lo “vertical”, donde hay que ponerse fino. Como recibimiento, una dura placa de hielo nos hace extremar las precauciones, y, si es necesario, clavar con firmeza los piolets. Así que, a ponerse  en faena.

IMG_1409

Se avanza relativamente rápido, buscando la mejor huella. La nieve no es que esté en su mejor momento, pero los escalones se pueden tallar y a los gemelos les toca sufrir.

IMG_1410

Casi sin darnos cuenta estamos en el encajonamiento del corredor, de una gran belleza. Yo voy rezagado, esto de hacer fotos es lo que tiene, pero ocurre lo que ocurre: la “vicisitud”; Antonio me dice que se me acaba de caer el bastón y lo veo bajar inexorablemente hacia abajo sin ánimo de frenar, camino del valle. Maldigo todo lo maldecible, y espero a ver si para. Compruebo igualmente que me falta el otro bastón, así que me decido a bajar a recuperarlo. Cuando llego a éste, atisbo a ver si veo al otro, pero no está por ningún lado, y veo que hay una huella de lo que puede ser la de su deslizamiento. Así que tomo una decisión que me ha cambiado la vida: ir hacia abajo y cometer un gran error, es decir, dejar uno de los piolets como ancla a la mochila para aligerarme de peso en la búsqueda del dichoso bastón. Ni corto ni perezoso me deslizo con demasiada prisa hacia abajo para no hacer esperar al resto, destrepando con grandes zancadas en la nieve; otro craso error. Lo siguiente es que me encuentro ciento cincuenta metros más abajo, sin piolet, sin bota, ni crampón izquierdo, ni polaina y dando gracias a que la estoy viendo cincuenta metros más arriba allí, con una posición macabra de alguien a quien le ha sido amputado su pie. A pesar de todo, estoy prácticamente ileso.

Sera baja en mi socorro y me ayuda a subir, no sin antes recuperar mi cámara de fotos, que rodó nieve abajo, y cargar con mi mochila. Para colmo de buena suerte, apareció el otro bastón, un par de metros más arriba de donde ocurrió mi “vicisitud”. Yo estoy ahora mismo roto físicamente, me he desfondado y al respirar siento molestias. Nos reunimos de nuevo el grupo y tratamos de no perder más tiempo, pues la “vicisitud” de las narices nos ha supuesto una hora de retraso.

Mientras, nuevas avalanchas se suceden en el corral del Veleta, con un espectáculo sobrecogedor y un sonido no menos preocupante, nosotros seguimos el corredor, con un final que nos obliga a hincar bien los hierros a base de enérgicos pioletazos. Tras el corredor, la interminable y cansina pala por la que nos encaminamos al cerro de los Machos, el cual coronamos y nos hacemos la clásica foto de cumbre.

IMG_1421

El tiempo, que hasta ahora había acompañado, cambia radicalmente y vienen unas nubes que no nos gustan un pelo, así que toca aligerarnos y caminar hasta el refugio de la Carihuela. Pero claro, esto tampoco es que vaya a ser un paseíto. En la cara sur hay otras amenazas en forma de nieve. Terribles cornisas cuelgan sobre nuestras cabezas y rezamos para que aún no les dé por dejarse caer por allí.

IMG_1433IMG_1436IMG_1438

Con mucha precaución, en mi caso aún más y con más tensión si cabe, comemos metros a la diagonal que nos conducirá hasta donde se supone que está el refugio de la Carihuela. Unos últimos metros, tras pasar otras cornisas que escupen pequeñas bolitas de nieve para recordarnos que están ahí, como gigantes tsunamis congelados deseosos de romper contra todo lo que haya abajo, y ya hemos llegado a un lugar a salvo.

IMG_1445

Esto no es un refugio, es un iglú, porque a parte de estar tapado por la nieve, por dentro está decorado con el mismo material, y hace un frío glacial. Allí coincidimos con unos ilustres foreros de Nevasport con los que compartimos unos minutos mientras devoramos los bocadillos que con tanto mimo nos hicieron la noche anterior.

IMG_5830

Hay que volver, las nubes lo están invadiendo todo y hace frío, ese frío que tanto gusta, siempre que te abrigues, y que te hace olvidar el calor que amenaza ya con quedarse hasta pasado septiembre en estas latitudes.

Atravesamos Borreguiles, sin esquiadores pero sí con su basura, y en poco tiempo estamos ya en la Hoya de la Mora, sanos y salvos, tras casi once horas de ruta, con los objetivos cumplidos y dando gracias a la montaña porque ha sido generosa, sobre todo conmigo, cuya lección la tengo, otra vez más, muy aprendida.

Nos despedimos de Graciela, cuya compañía ha sido tan agradable como sabíamos que iba a ser, esperando volver a coincidir sin que pase mucho tiempo.

Se acaba la etapa invernal, a pesar de la gran cantidad de nieve que hay en la sierra. Esperamos que la temporada que viene sea, ojalá, igual de buena, y que tengamos la oportunidad de poder disfrutarla.

IMG_1447

This entry was posted on lunes, mayo 24, 2010 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

1 comentarios:

On 24 de mayo de 2010, 21:31 , Fox Mulder dijo...

¡Recaspitilla! No has entrado en mucho detalle de lo que sucedió... pero si ocurrió lo que intuyo que pudo pasar... ¿dónde se quedaron tus pelotas?
En fin, ya en serio, está visto que nunca es suficiente a la hora de respetar a la montaña.
Buena crónica... me ha entrado hasta vértigo de leerla :-S