Author: Motorizer
•lunes, mayo 11, 2009
IMG_6187

Un fin de semana más volvimos a las andadas. Todavía tenemos ganas de nieve y aún queda mucha en la sierra, en un año que esperemos que sea la tónica durante un periodo largo. Teníamos planeado el conocer el Circo del Alhorí, sus cascadas, su corredor, y el objetivo marcado esta vez era incluso subir al Picón de Jérez, otro tresmil de Sierra Nevada. El tiempo y las condiciones no acompañaron, pero a cambio, tuvimos una jornada con una ruta muy gustosa, mezcla primaveral e invernal, donde la nieve va dejando paso al verdor de la jovial estación.

Para esta ocasión, nos juntamos unos cuantos ya organizados y convocados previamente, así: María del Mar, Ana, Olga, Antonio y un servidor; y otros, agregados espontáneamente, pues en el maletero de mi coche había dos polizones, a los cuales les obligamos a pagar su viaje con la condena de acompañarnos: Caiollu y un bebé al cual, su chupete siempre amenazaba con taladrarle el esófago. Su material “técnico” fue amablemente transportado por Ana y María del Mar.

IMG_6191

Salimos como siempre de Canal Sur, y al recibir un mensaje de Olga diciendo que se iban directamente, quedamos en reunirnos en mitad del camino, y así desayunar. Como en muchas ocasiones, el lugar era Gérgal, donde nos avituallamos bien de tostadas y bebida caliente. Y de allí, a Jérez del Marquesado. El día estaba nublado, pero confiábamos que sólo se quedara en eso. En seguida tomamos la pista forestal camino del refugio, y aunque era transitable, la subida por el cortafuegos me hizo dudar de dejar el coche allí o más arriba. Decían que habían arreglado el acceso, pero pronto pudimos comprobar que si eso había sido así, el crudo y duro invierno se había encargado de deshacerlo. Pronto nos encontramos con grandes grietas y cráteres en mitad del camino, teniendo que maniobrar con mucha precaución, hasta llegar a un anchurón donde decidimos dejar los coches. Total, nos quedaban apenas un kilómetro y medio hasta el refugio de Postero Alto.

Postero_Pano_001Pues nada, era el momento de prepararse, y como siempre, con una subida para entrar en calor y animarnos a seguir. No tardamos en llegar al Postero, que ya tenía su parking bastante lleno. Seguimos andando y tomamos la dirección del río, por una senda amplia y cómoda, entre pinos, con un verdor primaveral espectacular.IMG_6127

El agua era el auténtico protagonista, ya fuera en forma de nieve, de cascadas, de ríos, y nosotros, privilegiados testigos de como la vida surge tan explosiva después de un frío invierno.

IMG_6128

El refugio se iba empequeñeciendo conforme íbamos ascendiendo y ya nos quedaba ir hacia delante, en busca del barranco por donde discurría el Alhorí, salvaje, con fuerza y dando vida a su alrededor. Ana iba como una campeona, después de haber temido que su larga pausa montañera le iba a pasar factura, pero es que, una vez tomado el ritmo, no había quien nos parara. De todas formas, ya íbamos preocupados por lo que se nos podía avecinar, ya que las nubes estaban algo “belicosas”.

De pronto, al acabar la senda, se nos presentó el barranco propiamente dicho, ya estábamos para meternos en el berenjenal, y mirar hacia arriba daba impresión, miedo, pavor, acongojamiento. Glups, mi nuez tragaba saliva compulsivamente, pensando en que no iba a ser muy fácil llegar hasta el circo, pues se veía gran cantidad de nieve, y con el deshielo podría ser muy peligroso.

IMG_6131

Tras unos prados de un verde intenso, bajamos hacia el arroyo, el cual brotaba de unos túneles de nieve impresionantes. A lo lejos divisamos a cinco personas en un nevero, que más tarde pudimos comprobar que estaban practicando autodetención sin ayuda de piolet.

Y fue al pasar cerca de ellos, cuando sucedió la tragedia. Yo me quedé más rezagado haciendo fotos, mientras el resto cruzaba el arroyo por los borreguiles; me quedé en el otro margen, y comencé a ascender, buscando por donde cruzar, sin darme cuenta que estaba caminando por encima del río. Olga y Antonio comenzaron a gritarme, y luego Ana y María del Mar, pues ellos veían que estaba andando por encima de una fina capa de nieve, de un frágil puente que estaba a punto de desmoronarse bajo mi peso. Y pasó lo que tenía que pasar. En un breve resumen, intentaré mostrar lo que ocurrió en esos nanosegundos que transcurrieron desde la voz de alarma hasta la hecatombe: mi mente pensaba en qué fotografiar, en exposición más o menos larga para lograr algún “sperm river”, en que cruzar estaba cada vez más chungo, y por el rabillo del ojo vi a los demás haciéndome aspavientos para llamar mi atención; primero pensé que me estaban saludando, incauto de mí, pero pronto comprendí que eran llamadas de atención, de peligro, de danger, achtung, de quítate de ahí, insensato, sal echando leches, Dios mío que se la pega; Era demasiado tarde: el suelo se abrió bajo mis pies, fagocitado inexorablemente hacia un destino incierto, era una escena dantesca, en la que me vi devorado por Sarlacc, la criatura del Mar de Dunas de Tatooine, pero en versión nevadensis. Mi vida volvió a pasar rápidamente por mis ojos, mientras buscaba mi espada láser con la que deshacerme de los tentáculos de la muerte. Por suerte, me hundí y di pie sin más contratiempo que mojarme las botas, y quedarme aprisionado por la nieve que se había desmoronado. Conseguí salir y buscar cruzar el río ya de una manera menos arriesgada. Lamentablemente, esa no fue mi única caída durante el día.

IMG_6148

IMG_6158 IMG_6162

La nieve ocupaba el barranco en su totalidad, y seguimos subiendo, con el mencionado barranco encajonándose cada vez más. Pero las opciones de subir, viendo lo inconsistente de la nieve no hacía muy aconsejable seguir, con miedo a hundirnos, y con el añadido de la lluvia que había empezado a caer acompañada de viento. Antonio inspeccionó el terreno, pero consideró que había mucho riesgo, sobre todo porque no todo el mundo del grupo tenía crampones. Así que decidimos buscar otra alternativa.

DSCN4536

Tomamos una senda o trocha en dirección oeste, buscando lugares más despejados de nieve y que pudiéramos refugiarnos del viento. Este itinerario fue una verdadera oportunidad para que Antonio nos ilustrara con su sapiencia botánica, descubriéndonos plantas que para muchos pasarían desapercibidos, como el té de la sierra, uno de los tesoros de este macizo, violetas de Sierra Nevada, mejorana o sabinas y enebros rastreros, enseñándonos multitud de utilidades culinarias de estas plantas.

Llegaba la hora de comer, y nuestros estómagos así lo exigían, por lo que buscamos un lugar donde protegernos del viento, y con buenas vistas. Una privilegiada atalaya dominaba dos valles, y se estaba a cubierto del viento. La lluvia nos había dado un respiro y había que aprovechar. Pronto sacamos las viandas y comenzamos a jalar. En esta ocasión el detalle delicatessen fue una quesada pasiega que fue bien recibida por todos, y es que en el campo todo saber mejor, y si son estos caprichos, mucho más.

IMG_6180

Tras hacer el ganso un rato, fotos de rigor y reposar la comida, rápidamente comenzamos a bajar campo a través, pues nuestra intención era coger el sendero sulayr y de ahí volver al Postero alto. La roca estaba húmeda y más de uno nos dejamos acariciar por algún piorno en nuestras posaderas. Una vez llegados al sendero, parcialmente cubierto por plantas, fue fácil llegar hasta el río, que cruzamos sin mayor problema. El camino de regreso se hizo sin mayor contratiempo.

Era buena hora, así que pensamos en bajar a Alquife y ver las minas, el hoyo de más de 100 metros de profundidad que horadaron las compañías mineras. Pero antes, nos tomamos un refrigerio en el refugio de Postero Alto, refugio de Alta montaña, pero con fácil acceso para todo aquel que tenga un buen todo terreno y quiera comer un día en la sierra, con lo cual, es también un improvisado restaurante de montaña. Tacones, botox y silicona se mezclan contrastadamente con las embarradas botas y las sudorosas chaquetas y cremas solares de los sufridos montañeros.

IMG_6218Tras coger los coches, y conducir como si estuvieras operando a corazón abierto, hasta alcanzar la pista, nos encaminamos hacia Alquife, tal y como habíamos programado, haciendo antes una parada en la carretera, para poder beber de una fuente, dentro de la umbría del bosque de un río, cuyas aguas tienen un sabor que no tiene nada que envidiar a las más reputadas y reconocidas marcas que se comercian. Llenamos unas botellas, hicimos unas fotos a un castaño gigante al otro lado del camino y seguimos hacia delante.

Cuando dejamos el coche ante el recinto minero, un “amigo” del este nos inquirió que no se podía pasar, que era propiedad privada, a lo cual, Antonio respondió con una contundente diplomacia, argumentando que veníamos en son de paz, no portábamos armas y que sólo íbamos a ver el hoyo. Fueron momentos tensos, en los que esperamos que en cualquier momento el individuo sacara su kalashnikov lleno de muescas e hiciera un barrido sobre nuestras cabezas. Por fortuna eso no sucedió, y nos permitió el paso.

Postero_Pano_008

La visita al reino de la escoria, la ruina y el polvo rojo fue muy didáctica, imaginando desde cómo sería la vida allí, a que era el escenario perfecto para una película donde los protagonistas van muriendo poco a poco a manos de un asesino en serie. Era la hora de despedirse, puesto que Antonio y Olga se quedaban en Lanteira. La lluvia nos acompañó hasta Almería.

Ahora tocaba descansar.

This entry was posted on lunes, mayo 11, 2009 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

2 comentarios:

On 11 de mayo de 2009, 17:38 , Fox Mulder dijo...

Qué envidia! Vaya ruta chula. Y el cortafuegos del Postero Alto parece un campo de golf... uy, espero que nadie lea esto, a ver si encima de rubias siliconadas vamos a tener barrigudos con boinas a cuadros recorriendo el Sulayr dando golpes con un palito una pelotita :-)

 
On 12 de mayo de 2009, 9:58 , Anónimo dijo...

Magistral crónica¡¡, también como literato no tienes precio¡¡¡ he revivido el momento "kalashnikov" y se me han erizado los pelos del bigote¡¡¡. Antonio.