Author: }{eaven
•lunes, abril 20, 2009
Domingo 8:00 de la mañana, he llegado al aeropuerto de Granada donde me encuentro con Juan Cuadrado y Pepe Palmero con los que, después de facturar mochilas y desayunar copiosamente, embarco rumbo a Madrid donde nos reuniremos con el resto del equipo.

Aeropuerto de Madrid, ahí están Serafín Pedrosa, Javi Pérez, José Antonio (Tote), María del Mar Viciana (Marikilla) y uno de nuestros dos monitores, Sergio Salmerón. Con los dos chicos que faltan (Paco Rubio y Antonio Mayor, nuestro otro monitor), nos encontraremos en Marrakech, ya que ellos llegan en un vuelo más tarde.

Como todo viaje digno de no olvidar, éste no iba a ser menos. Fuimos víctimas de tres contratiempos de esos que nunca imaginas que te pueden pasar a tí y de los que por fortuna, salimos airosos aunque marcados para el resto del viaje.

1º.- Uno de los coches que venían de Almería sufrió el reventón de una rueda y al no llevar una de repuesto, el coche tuvo que ser abandonado con la preocupación que supuso para su dueño. 2º.- Sufrimos el putadón más grande que pueda darse en un aeropuerto, el Overbooking por parte de tres de nosotros. Por fortuna, Juan y Pepe son de esas personas que nunca aceptan un No por respuesta siempre que haya la más mínima posibilidad de un Sí y si íbamos a ser diez los expedicionarios, fuimos diez. Siete, fueron en avión y el resto, si fueron en Globo, Avioneta o Helicóptero…. nunca se sabrá. 3º.- Y para rematar, una de nuestras mochilas prefirió pasar unas vacaciones en La Habana y aún hoy sigue allí, supongo que bebiendo Ron y fumando puros.

Ya estamos en Marrakech y allí, siempre puntual, nos esperaba Hassan id Mansour, uno de los contactos de Antonio que se encargará del transporte, alojamiento, alquiler de mulas, cocinero y de todo lo que pudiésemos necesitar.

El trayecto del Aeropuerto hasta el hotel nos sirve para ver un poco la ciudad, la cual me pareció muy bonita, la llaman la ciudad roja, ya que sus casas y edificios están construidos con una especie de arcilla rojiza. La Medina de Marrakech es una de las más grandes de Marruecos y está rodeada por una muralla que tiene nada menos que 19 kilómetros de longitud!!. Es muy curioso ver el montón de motocicletas que hay y la forma de conducir que tienen, es un desorden de vehículos y peatones que se cruzan por "tos" laos sin ningún control.

Después de dejar el equipaje en el Hotel Alí, que está practicamente en la misma plaza Jemma El Fna y en cual nos alojaremos la primera noche, dedicamos la tarde a pasear por la zona. La plaza, está llena de puestos de zumos de frutas, frutos secos y plantas. Hay un montón de gente que van y vienen, comerciantes, bailarines, encantadores de serpientes, pintoras de henna...

Nos adentramos en el zoco y procuramos no separarnos porque es enorme y está lleno de callejuelas donde podríamos perdernos fácilmente; entramos a tomar té a un restaurante con un patio interior típico de allí donde hay colgados cuadros muy bonitos que se pueden comprar. Aquí pasamos el primer momento de relax después del viaje y es donde empezamos a conocernos un poquito más la gente del grupo, echándonos unas risas y contando anécdotas (no puedo evitar reirme al acordarme del Barrio Rojo de Amsterdam y los dotados chicos que lucen en sus escaparates).
Una vez nos reunimos por fin con Antonio y Paco, nos vamos a cenar al Hotel no sin antes contemplar la mezquita de Koutubia iluminada por la noche, uno de los monumentos más representativos de Marrakech y cuyo alminar es un modelo del la Giralda de Sevilla.

La cena es un buffet libre donde hay un poco de todo, desde el típico cuscús hasta pollo frito con patatas pasando por diferentes salsas, la mayoría picantes ( que se lo pregunten a Sergio, jajaj). Sin duda, lo más bueno fué el postre de frutas; las más ricas eran las fresas con azúcar y las naranjas, que allí son enormes y de piel muy gruesa.

Después de la cena volvimos a la plaza, donde pudimos disfrutar de sus vistas e iluminación por la noche. Es un hervidero de gente que se agolpa haciendo corros para escuchar a los contadores de historias, ver los juegos, observar a los adivinadores…. y cuidado chicas! Que algunos aprovechan para meter mano entre la multitud!

Ante tanto desbarajuste decidimos irnos al hotel a descansar. Subimos a la azotea ya que en el comerdor del hotel hay un grupo de montañeros que planean su ruta delante de un enorme mapa (seguirán todavia allí??) . Nos sentamos con colchonetas en el suelo y seducidos por el embrujo de los cuentacuentos de la plaza, nos pusimos a escuchar las historias de Pepe (chaquetas de ultratumba, casas encantadas y novias cadáveres).



Después de esta agradable velada y con el susto en el cuerpo, nos fuimos a dormir a nuestros aposentos. Nuestra habitación era grande, tenía diez camas y un baño; a Marikilla le tocó un colchón un poco amorfo, en el que se escurría por los lados, pero pronto encontramos el remedio.

Nos levantamos a las 5:30 de la mañana para estar a eso de las 6:30 desayunados, limpios y con el equipaje preparado.

A las 7:00, con puntualidad británica, ya estaba Hassan esperándonos con la furgoneta en marcha para partir hacia Imlil.

Imlil es un pueblo bereber que está a unos 60 kilómetros de Marrakech, se encuentra prácticamente a los pies del Toubkal, en el valle del Asiff Mizane (río Mizane), 1.740 metros de altura.

Imlil es el punto de partida para empezar el Trekking hacia el Toubkal. Allí y ante la afligida mirada de Marikilla, las mulas cargan con las mochilas grandes, las cuales llevarán hasta mas o menos una hora antes de llegar al refugio. Nosotros nos colgamos la mochila de ataque hasta llegar al refugio del Mouflon (3.300 mts).

El camino es largo pero lo hacemos tranquilamente disfrutando del paisaje, pasamos por una pequeña aldea llamada Acheim y un poco más adelante, llegamos a la altura de Around (1.900 mts) donde a la vuelta, pasaremos la última noche.

Vemos un colegio y coincide con que varios niños están llegando con sus caritas de resignación; Pepe, que ha traído una bolsa de caramelos y viendo que es la ocasión perfecta para regalarlos, entra en el colegio y se los entrega a la profesora que nos da las gracias con cara sonriente.

Cruzamos el río Mizane y… catástrofe!, a Marikilla y a mí (para no mojarnos las botas) no se nos ocurre mejor idea que pasar por encima de un pequeño balate construido por los lugareños con piedras, meticulosamente apiladas de manera que, si soplas, se caen. Y claro, a nuestro paso y por nuestro propio peso, Marikilla cae rodando con todas las piedras destrozando la construcción que, inmediatamente después, intentamos reponer con vergüenza por el estropicio que habíamos hecho. La señora, que había estado mirando atentamente aventurando el fatal desenlace, lejos de mostrarse enfadada, estaba partiéndose de la risa y diciéndonos por gestos, que nos fuésemos sin construir el balate (que bonica...).

Pude observar como los hombres recogían la tierra y la cribaban con una especie de malla metálica puesta en diagonal sobre el suelo, supongo que para quitar las piedra gordas y utilizarla para hacer mezcla.

Seguimos andando y nos indican con un cartel que entramos en zona protegida del Parque Nacional del Toubkal. Aquí comenzamos a ascender con un desnivel considerable y ya a estas alturas, el hambre empezaba a notarse.

Por el camino pudimos observar el bonito paisaje, sus numerosas cascadas y pozas en las que daban ganas de bañarse a pesar del frío.

Llegamos a Sidi Chammharouch, una aldea que está a 2.310 metros de altura y ya desde lo lejos, se podía divisar una enorme roca pintada de blanco; un moradito, lugar sagrado donde la gente acude en peregrinación y vestida con sus mejores galas para rezar. Allí también nos encontramos con las mulas que portan nuestras mochilas.

Lo primero que hice fue tomarme una coca cola fresquita de medio litro, en botella de cristal que me supo a gloria bendita, tomamos té, comimos ensalada, quesitos y una mortadela color fucsia que sabía (según los osados que la probaron) a plastilina.

De postre, comimos naranjas y tomamos más té; teníamos más hambre, pero aún nos quedaban unas tres horas de camino hasta llegar al refugio y no nos convenía ir muy pesados.

El cielo estaba nublado y temimos que nos cayera la del pulpo, pero finalmente no llovió, lo cual agradecimos ya que el trayecto se hizo mucho más agradable y fresquito.

De camino, nos encontramos con un señor vendiendo almendras y cacahuetes garrapiñados, hmmm que buenos están y que bien sienta algo así cuando vas con las energías bajo mínimos…
Sidi Chamharouch

Después de unas dos horas de camino y justo cuando la nieve empezaba a pisarse, nos esperaban las mulas para devolvernos el equipaje, allí también había porteadores que se ofrecían a cambio de un módico precio para llevar el equipaje hasta el Refugio; el camino hasta llegar a él se hizo bastante duro. Yo lo veía a lo lejos y con el cansancio que llevábamos parecía que se alejaba a medida que tú te ibas acercando. En una hora nos plantamos allí, lo cual me hizo tanta ilusión como si hubiese coronado el mismísimo Toubkal y como no, me puse a felicitar a todos mis compañeros.

Y ya estábamos a 3.300 mts de altura. El paisaje con las magistrales montañas nevadas era espectacular. Entramos para acomodarnos, quitarnos las mochilas y dar una vuelta para ver el refugio, para los que hayáis visto el Poqueira, es parecido, un poco mas pequeño pero con un ambiente más acogedor; en la planta baja hay un salón comedor muy amplio a la izquierda, una cocina a la derecha y al fondo hay unos aseos con duchas y lavabos y un mini ultramarinos donde puedes comprar comida, bebidas y cosas de aseo. Subimos a la primera planta donde se encuentran las habitaciones con literas, más aseos y una puerta que da a la terraza donde puedes tender la ropa y hablar por teléfono (es el único punto donde hay cobertura).

Una vez acomodados, nos bajamos a tomar té con pastas de chocolate, (deliciosas) y un rato después, nuestro maravilloso cocinero Larsen (primo de Hassan), nos tenía preparada la cena, sopa de habas (creo) y una fuente enorme de Tajín de cordero con verduras.

Después de tomar otro té, esta vez de Verbena (con hierva Luisa) y de preparar las mochilas para adelantar tiempo a la mañana siguiente, nos fuimos a dormir…

La noche estuvo cargada de anécdotas ya que, aparte de nosotros, había en nuestra habitación otro grupo de montañeros que no destacaban precisamente por su buena respiración. Tuvimos un momento de desvelo, y cuando creíamos que eran las 4 de la mañana, eran aún las 12 de la noche (esto nos hizo muchísima gracia, jajajaj) Se oía bastante viento, pero una ojeada de Antonio por la ventana y comprobar que había Luz de Luna (buena señal), hizo que volviéramos a dormir plácidamente.




Nos levantamos a las 5 de la mañana, entre preparar mochilas, asearnos, colocarnos casco, arneses, desayunar y finalmente calzarnos los crampones, salimos a las 7 de la mañana hacia el Toubkal.

Sergio nos dió un curso acelerado con las nociones básicas de cómo hacer una autodetención con el piolet y de cómo utilizar los crampones correctamente para aquellos que no sabíamos. No se puede aprender más en tan poco tiempo...

La subida comienza unos pocos metros por encima del refugio, cruzamos el torrente del Assif-n-Issougouane y empezamos el ascenso por las pendientes, en dirección SE. Pasamos por la derecha de unos contrafuertes rocosos de donde cuelgan dos bonitas cascadas de hielo (Sergio nos propone escalarlas como actividad para el día siguiente), continuamos subiendo por pendientes moderadas del valle del Ikhibi sud. Después de cruzar por una zona mas rocosa e ir ganando bastante altura, divisamos al fondo el collado sur del Toubkal, el Tizi-n-Toubkal, a 3.971 mts.

Llevamos unas 3 h de subida y empieza a hacer mucho viento el cual, se hace difícilmente soportable si le añadimos el cansancio acumulado por haber subido a tanta altura y la presión que supone; hacemos un breve descanso para reponer fuerzas y seguimos subiendo pendientes que nos llevan a un falso collado desde donde se pueden observar unos espolones rocosos surcados por canaletas de nieve por encima de los cuales ya podemos ver el vértice geodésico triangular que está asentado en la cumbre del Toubkal. En este punto, el viento es cada vez más fuerte y la idea es llegar, hacer la foto de rigor e irnos cagando leches.

Giramos a la izquierda para bordear el falso collado y encaramos los últimos metros por pendientes suaves hasta llegar a la cumbre más alta del Africa del norte, el Toubkal (4.167 mts) Las vistas son extraordinarias, pero el agotamiento, el frío y el viento nos impide disfrutarlas al 100%, nos rodean todas las cimas del circo: al oeste, de sur a norte, observamos el Timesguida, Ras, Akoiud, Afella, Biiguinoussene, Tadat y Alguelzim. Hacia el norte vemos la larga cresta NE hasta el Tichki, pasando por Imouzzer y Afekhoui. El día es claro y podemos ver, si miramos al sur, la cadena montañosa del anti-Atlas justo delante de las llanuras del Sahara (3.500 mts por debajo nuestro). Al este vemos el largo cordal del alto Atlas Central con macizos tan importantes como el Jbel Rat, Tignousti y el Mgoun.
(Todos estos datos y nombres son facilitados por Antonio, gran conocedor y entusiasta de la zona y sus cumbres. Espero haberlos reproducido sin cometer muchos errores).

Después de hacernos las obligadas fotos y de darnos de ostias por exhibir nuestras banderas…. Comenzamos el descenso por el mismo itinerario de subida, sin ningún contratiempo y a eso de las 14 h estamos de vuelta en el Refugio en el que nos espera un suculento plato de pasta con verduras, ensalada y una sopa "Harira" que quita el sentido y de la que me sirvo dos rebosantes cuencos.

Tenemos a dos de los chicos un poco pachuchos. Uno, que debido a la altura, sufre vómitos y fiebre (dicen que un 30 % de la gente se ve afectada por estos síntomas). Y el otro, que por algo que ha comido (demasiada sopa harira!!) se siente un poco mareado, pero con una buena siesta se recupera y vuelve al grupo para seguir dando guerra.

Pasamos la tarde de relax tomando té con pastas, charlando en la terraza y el salón del refugio, viendo fotos, comentando la ruta y pensando qué podemos hacer al día siguiente; antes de que nos demos cuenta, tenemos la cena preparada; la sopa Harira que tanto me gusta! y unos espaguetis con salsa de tomate y verduras ( ya quisira un tal Karlos cocinar como nuestro amigo Larsen...).
Ya con el estómago lleno, quedamos en que a la mañana siguiente subiremos el Ras (4.083 mts).

Es hora de ir a dormir, no sin antes preparar el material y las mochilas para el día siguiente. Esa noche (la 2ª) dormimos del tirón, excepto el chico que está malo, que ha pasado la noche sin poder dormir (pobrecillo… )

Comenzamos la mañana con un buen desayuno, leche, cacao, té, tostadas de mantequilla y mermelada (la de higo está deliciosa…), nocilla….. en fin, no faltaba de nada… Y después de la parafernalia de colocarnos todo el material… salimos rumbo al Ras… Hace un día espléndido, lo cual celebramos ya que hubiera sido la peor baza con la que hubiésemos jugado…

Yo estoy muy cansada y tengo agujetas, empiezo a plantearme si darme la vuelta porque aún en frío y mirando a lo lejos, pienso que no voy a ser capaz de subir otro 4.000, pero gracias a los ánimos del grupo, me olvido de pensar en la retirada y continúo andando. Marikilla no se siente la punta de los dedos debido al frío que hizo el día anterior , pero aún así y con un par de..... guantes, continúa el camino sin apenas rechistar.

Esta vez caminamos en dirección sur para remontar el valle principal o Assif Mizane que nos lleva hacia el collado del Tizi-n-Ouagane, presidiendo en todo momento la cara NE del Ras la cual, está dividida por un marcado corredor rectilíneo. A la mitad del valle, parte a mano derecha el Irhzer bou Imrhaz. Accedemos a él ganando desnivel a través de una pequeña garganta entre paredes rocosas y llegamos al pié del corredor situado en la cara NE.

Paramos a tomar un tentempié y comenzamos el ascenso por la garganta que tiene un desnivel de unos 350 mts y una pendiente media de 35 grados; es la parte más técnica que hacemos y es donde realmente pudimos disfrutar de la emoción y el subidón de adrenalina que te da la alta montaña.

Debemos ir con mucho cuidado, ya que hay bastante pendiente y un mal paso podría mandarnos rodando hacia abajo donde hay rocas, lo que supondría un buen castañazo. La nieve está blanda lo cual nos da bastante seguridad a la hora de agarrarnos en la nieve y no resbalar. Una vez hemos salido del corredor, giramos a la derecha y en unos 30 minutos nos plantamos en la cima del Ras (4.083 mts). He de decir que yo estaba eufórica, las vistas eran espectaculares y este día con el buen tiempo que hizo, disfruté todo lo que el día anterior no pude. Me dió mucha pena tener que apartarme de aquella cima ya que era el último momento que íbamos a disfrutar de aquella inmensidad.




Desde aquí, si miramos hacia el sur, observamos la amplia y redondeada meseta que forma la cumbre del Timesguida (la 2ª montaña más alta de la cordillera con 4.089 mts), que la separa del Ras por un ancho collado (3.965 mts) y la cual íbamos a coronar, pero por falta de tiempo decidimos aplazarla para cuando volvamos.

Comenzamos el descenso justo por donde hemos subido; la pendiente vista desde arriba da un poco de jiñe y debemos bajarla de uno en uno guardando las distancias ya que la caída de alguno, arrastraría con los que van por delante. Nuestros monitores nos dan instrucciones técnicas de como debemos bajar, como usar los bastones y como jugar con el cuerpo para equilibrar el peso y tener la mayor estabilidad posible. Bajamos sin problemas y con absoluta seguridad, ya que Antonio y Sergio formaban una barrera humana que ni de coña hubiéramos podido sobrepasar en el caso de que hubiera alguna caída. Algunos aprovechamos la huella que hay formada para, a modo de tobogán y siempre con el piolet preparado para frenar en caso de emergencia, deslizarnos y ganar metros con el mínimo esfuerzo (esto fue muy divertido porque se alcanzaba tal velocidad, que el corazón se te ponía a 1.000 )

Tardamos en bajar más de lo calculado, la idea de que era nuestro día de despedida en la montaña nos hizo tomárnoslo con calma (vamos… que nos hicimos los remolones). Aún así, a las 13.30 h estábamos ya en el refugio para disfrutar del último almuerzo, esta vez fueron huevos revueltos con verduras.

Recogemos el equipaje y ya sin crampones y sin la ayuda aún de las mulas, comenzamos el descenso hacia Aromdt, donde nos espera un relajante baño en el Hamman. cuando llegamos a la altura de las mulas, pudimos descargar peso y el resto de bajada (ya sin nieve), la hacemos a toda velocidad porque no queremos que se nos haga de noche.

Llegamos a las 19:30 h al hotel/albergue del amigo Hassan, una maravilla de sitio con un salón muy acogedor, habitaciones con camas súper cómodas, ducha con agua caliente (siempre que no se acabe el butano), cocina y todo lo que necesitábamos justo en ese momento de cansancio. María y yo, ante tanta comodidad, decidimos quedarnos allí a descansar y darnos una ducha caliente; los chicos, prefirieron ir al Hamman a tomar unos baños y algunos decidieron también contratar un masaje ( y por la cara que traían los masajeados, debió ser bastante intenso, jajajaj).

Esa noche volvimos a disfrutar de una deliciosa cena cocinada por nuestro amigo Larsen, sopa de arroz (parecida a la de cocido) y cuscús de pollo con verduras.

Después de una charla comentando los pros y contras del viaje nos fuimos a dormir.

Aunque no teníamos que madrugar mucho, a la mañana siguiente nos despertamos todos al amanecer y aprovechamos el tiempo que nos quedaba libre antes del desayuno para dar una vuelta por el pueblo, disfrutar de sus vistas y hacer unas fotos. Después del desayuno, bajamos a Imlil donde nos esperaba la furgoneta con nuestro equipaje para llevarnos a Marrakech. De camino, en la carretera que une Agadir con Essaouira, paramos en la Cooperativa Afra, una fábrica donde mujeres solas, separadas o divorciadas realizan productos cosméticos, curativos y alimenticios con Aceite de Argán. Este aceite, es el llamado oro líquido de Marruecos y es el más caro del mundo!!, se produce elaborando el fruto que da el árbol milenario de Argan que tarda como unos seis años en salir, es del tamaño de una nuez y sus propiedades nutricionales, antisépticas y dermatológicas son casi mágicas. Allí pudimos comprar productos y así colaborar con estas mujeres que a lo largo de años de trabajo, ya han consegido hasta exportar sus productos.

A las 13:00 h ya estábamos en Marrakech y cada uno teníamos hora libre hasta las 14.30 h para hacer compras por el zoco y dar el último paseo por la plaza, donde pudimos comprar pastelitos típicos, postales, collares, etc.

A las 14:30, Hassan nos lleva hasta el aeropuerto donde nos despedimos de él con un hasta pronto!!

Quiero daros las gracias a todos mis compañeros de aventura, Serafín, Javi, Tote, Juan, Pepe, Paco, Marikilla y en especial a Sergio, Antonio y al Club Sherpa, por lo bien que me han hecho sentir en todo el viaje, lo mucho que he disfrutado, la ayuda que me habéis brindado, el buen ambiente y el buen humor que ha habido. Se por otras experiencias que es complicado conectar con gente que no conocías de nada cuando se está junto, las 24 horas durante 5 días seguidos, y con vosotros me he sentido en todo momento como si estuviera con mis amigos. Por supuesto, volvería a repetir la experiencia mil veces y a mi maleta le digo, que no sabe lo que se ha perdido!!!

También quiero dar las gracias a Hassan, por todo lo que hizo por nosotros y especialmente por mí con el rollo de la maleta, a su mujer, a Larsen y toda su familia, que nos trataron como si estuviéramos con la nuestra propia.

Y como no, a mis amigos de AFP que han estado en todo momento conmigo en esta aventura, esperando como agua de mayo leer esta humilde crónica que deseo que os acerque lo máximo posible a vivir esta experiencia como la he vivido yo.

LARHAMALIDIK!!!
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6 comentarios:

On 20 de abril de 2009, 23:12 , Anónimo dijo...

Felicidades chicas por vuestra aventura, intensa y emocionante, la crónica me ha hecho vivir la aventura como si hubiese estado alli. Aún tengo en la cara la sonrisa tonta y diossss que hambre!!!. Sandra.

 
On 20 de abril de 2009, 23:14 , Motorizer dijo...

Mi más sincera, humilde y envidiosa enhorabuena. Qué maravilla de sitios, de aventura y de montañas, y que espero poder apuntarme alguna vez, cuando las circunstancias lo permitan.

 
On 21 de abril de 2009, 8:27 , Fox Mulder dijo...

Enhorabuena a todos! Y especialmente a nuestras MariK Il Lah y Olgah Agn Ilehra, que un día están recogiendo margaritas y al otro hacen cima en el Toubkal. Un besazo para nuestras compañeras bucólico-cuatromilistas. En la próxima me lleváis con vosotras, ¿vale? :-)

 
On 21 de abril de 2009, 10:24 , Anónimo dijo...

joderr, y a mi tambien

 
On 21 de abril de 2009, 10:57 , Anónimo dijo...

mi niña la cronica no podia ser mas buena...eres un cielo y me alegro mucho de haber compartido contigo esta experiencia....bueno...ya te lo dije todo en el viaje y despues ...gracias por todo!!!!un besazo para todos y a los del viaje agradeceros vuestros animos pero a mis chic@s de AFP...mi mayor agradecimiento porque cada vez que voy a subir o bajar montañas(ya sean mas grandes o mas pequeñas) los llevo conmigo y en parte si termino y sigo mi lucha en las carreras es porque se que ellos estan a mi lado de una manera incondicional.GRACIAS CHIC@S!!!este finde espero poder terminarla y dedicarosla....sus quiero!!!!marikilla

 
On 26 de abril de 2009, 12:16 , Anónimo dijo...

Enhorabuena a tod@s por ese 4000, especialmente a mariquilla!!! debe ser maravilloso todo lo que podéis ver y sentir por esas tierras que sólo unos cuantos tenéis el privilegio de ver, gracias a vuestro esfuerzo!!!
Ánimo, y a por las próximas!
Sergi