Primavera, presa ibérica, nieve, pan y galletas de Alcudia, pinares verdes, chuletas de cerdo, arroyos con agua cristalina, cerveza y vino, lumbre, pistachos y pipas, luna casi llena, macarrones caseros, calor, ensalada gigante de pasta, linternas estratosféricas, pastel brownie, barbacoa, y sobre todo un buen ambiente, o como dicen los “moelnos” de hoy en día, buen rollito. Así se podría resumir este fin de semana.
Tiempo ha que teníamos reservado el refugio de Ubeire, gracias a las gestiones de Jorge, el cual, allá por principios de febrero consiguió un fin de semana en tan paradisíaco lugar. Quiso el destino que se fuera retrasando la fecha, unas veces por la meteorología adversa, y otras por errores burocráticos.
Pero este fin de semana era el “refinitivo”, el pronóstico era inmejorable y lo teníamos todo listo para pasar dos días de desconexión con el mundo exterior.
Salimos sobre las once y media de la mañana de Almería, camino de encontrarnos con el policía municipal que nos facilitaría las llaves de nuestros aposentos. Llegamos 50 minutos antes de que el susodicho chapara turno para irse a tomarse unas merecidas gordas, y, después de registrarnos formalmente en unos impresos, para los que tuvimos que tirar de memoria para recordar cuándo carajo nos renovamos el DNI., Cristian, Ana y un servidor tomábamos el carril con 14 kilómetros por delante. Mientras tanto, Jorge y Paloma se dirigían a Alcudia de Guadix a comprar el pan y las galletas de chocolate, tan famosas de la zona.
Un traqueteo por aquí, un desprendimiento por allá, la rueda rozando el abismo, y el camino ya estaba finalizado. Estábamos en Ubeire. Tomamos posesión oficial de nuestro albergue, y exploramos un poco los dominios. Ya el sol azuzaba lo suyo. No se demoraron mucho en llegar Jorge y Paloma con los refuerzos de panadería, pero mientras tanto, estuvimos haciendo la cata a la barrita energética ibérica que con su olor nos llamaba. A esto que también estábamos “enmallaos” y con el estómago pegado a la raspa.
Ya sólo quedaban por llegar Javi, Vanesa y Adam, con todo el material que Jorge les había pedido, es decir: parrilla, estrebes y por supuesto, la motosierra.
El Almirez está majestuoso, y tenemos un balcón privilegiado justo desde el Refugio. Cuando llegan los restantes participantes, estamos que nos comemos las paredes. Hay que echar la carne como sea ya a la barbacoa. Así que, mientras Javi y Jorge van a hacer de Leatherface con la motosierra, nosotros preparamos la mesa al aire libre. Todo está listo en poco tiempo, las ascuas en su punto, sólo queda echar la carne… pero, surge un pequeño inconveniente: la carne está congelada, con lo cual tiene que haber cambio de planes de última hora. Se decide atacar a los macarrones con tomate que Vanesa se esmeró en hacer antes de venir aquí. Por falta de comida no iba a ser. La sobremesa se comienza a eso de las seis y media de la tarde, pues ya llevamos el reloj trastocado. Y para la misma, qué mejor que un café o un té de esos que se trajo Jorge de Granada. Se está agustísimo en esos momentos allí.
Los especialistas en fuegos y lumbres varias ya han empezado a darle candela a la chimenea del dormitorio, hay que dejarla lista antes de que entre el fresquete de la noche, aunque parece que frío no se va a pasar esta noche.
Yo aprovecho los últimos rayos de sol para poder buscar algo que fotografiar, y luego buscar cobertura para saber algo de los que están en Almería. Lo primero sí que se pudo hacer, lo segundo, imposible.
Es la hora de la cena, pero es que es hablar de comida y ya entra dolor de estómago, pero hay que echarse algo al buche, y esto es como todo en esta vida, hay que comenzar y una vez que te pones, pues comes y ya está. Jorge se nos está durmiendo, el que quería hacer una ruta nocturna. Y sólo le despierta echarse algo a la boca.
De hecho, al final fue el último en acostarse. Vamos cayendo poco a poco, después de haber devorado la ensalada de pasta en una tardía cena casi rozando la media noche. Conversaciones en una horquilla tan amplia como excesos etílicos, armas y temática escatológica nos ocupan la velada, hasta que el catre nos reclama. Los guardianes de la llama se encargan de velar por ella y conseguir que el humo se vaya de la habitación, y así nosotros poder cerrar los ojos tranquilos de que no pereceremos por inhalación excesiva de monóxido de carbono.
Al día siguiente amanece con idéntico pronóstico: soleado con temperaturas agradables rozando el calor quasi veraniego. Se pueden hacer fotografías con unos protagonistas de lujo.
Mientras unos se desperezan, otros se relajan, pasean o corremos, aquí hay variedad de opciones al gusto de cada uno. Cuando nos reunificamos de nuevo, previa a la comida, que esta vez sí que toca carne, decidimos abrir el apetito dando un paseo por la zona, remontando el río.
Al regreso hay que cargar con leña, que la lumbre no se hace sola, y los maestros se ponen manos a la obra. La presa y las chuletas ya están descongeladas y nuestros estómagos chirriando. Sabiamente, las niñas han preparado unas ensaladas de escándalo, por eso de engañar a la conciencia sobre lo gordopilos que nos estamos poniendo estos dos días. La presa no viene fileteada, pero eso no es impedimento para que los supervivientes de Ubeire afilen lo que haya que afilar, aunque fuera con los dientes.
Pero todo lo bueno se acaba, y cuando creíamos que disponíamos de una hora más, por eso del cambio horario, aparece un señor muy simpático, que acaba de llegar; es el alcalde del pueblo que viene a recoger las llaves, y nos saca de nuestro error: no es que sea una hora menos, es que es una hora más. Rápidamente, recogemos todo, cancelamos la sobremesa que íbamos a preparar y dejamos todo listo para salir escopeteados hacia Almería. Pero eso sí, no sin antes coger nuestros flamantes Authentic Homologated and genuine AFP Merchandising Fleeces y hacernos la foto oficial… y la oficiosa. No doy pistas sobre cual es cual.
En resumen, un insuperable fin de semana, en el que somos todos los que estamos, pero no estamos todos los que somos, y que nos encantaría repetir pronto, y “cuantrimás gente mehó”.

3 comentarios:
Exelente y simpático resumen de una hermosa estadía en uno de los rincones paraísos de Almería
La presa no iba fileteada por dos motivos a saber:
1.- NO SE FILETEA PARA HACERLA EN LA BARBACOA!!! XD
2.- Nadie me lo pidió :P
P.D. Le comenté al melón de Jorge que no la guardase en la nevera para que se descongelase, que si no no os la ibais a poder comer XD
¡Qué buena la foto sperm-river! ¡Más sperm y más river que nunca!