Author: Motorizer
•lunes, abril 19, 2010

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Qué difícil se me hace escribir esta crónica. El principal problema es ser el responsable de describir lo que pasó ayer, cuando aún siendo un nutrido grupo de participantes, cada uno tendrá su propia experiencia personal de la carrera. Es por ello que lo intentaré enfocar desde mi punto de vista como protagonista, y mero espectador de los demás en la medida de lo posible. Y precisamente no soy el más indicado para ensalzar la gesta que se llevó a cabo en las arenas del desierto de Tabernas.

Recogía puntualmente a Jesús y posteriormente a Fernando, y el trío calaveras partíamos para Tabernas, en un domingo soleado, pese a los augurios de mal tiempo que dos días antes habíamos tenido. Bueno, suspirábamos en el coche que por lo menos no nos achicharráramos en el infierno del desierto. Mi miedo al dolor del pie que venía arrastrando desde hacía dos semanas ya me había hecho ser seria duda como participante, pero al final decidí echarme la manta la cabeza y que fuera lo que fuera. Hoy, sin embargo, cojeo.

Llegamos a buena hora para aparcar como unos señores, eligiendo plaza, recoger los dorsales, comprar unas botellas de agua y aportar nutrientes de potasio. Mientras esperábamos a que llegaran el resto, nos pusimos nuestro uniforme de guerra y comenzamos a estirar. Los primeros en llegar fueron Marc, Sandra y Blanca y posteriormente Olga y Antonio. Ya estábamos el equipo completo.

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Ambientazo en la salida/llegada, muchos conocidos, y es que de participar en estas pruebas ya vas viendo que “semos” los mismos chalados los que nos gusta esto. Entre jijí jaja por aquí, un pistoletazo de mosqueo del cowboy de atrezzo, unas charlillas de esto y lo otro y fotos de rigor, comenzó la carrera, saliendo prácticamente los últimos del grueso de participantes. Teníamos por delante 10 kilómetros de desierto florido, por esta excepcional y maravillosa primavera. Alguien se cagó en mis muelas cuando recordó que yo había indicado que al principio era todo bajada. Una simpática subida de inicio desbarataba mi información.

Para mi integridad física, pronto comenzó la bajada y ahí el grupo ya estaba disgregado. Marc iba en cabeza corriendo como una saeta. Seguido por Antonio y Jesús. Posteriormente yo, que en el kilómetro 2 me resentí en el empeine con el primer aguijonazo serio. Cerrando nuestro grupo, Fer, Sandra y Olga. Hace una temperatura deliciosa, calorcito, aunque no agobiante. La primavera está por todos lados y echo de menos no llevar mi cámara. Pero se ha venido a correr.

Abandonamos el asfalto y el resto de recorrido discurre por el cauce de ramblas, húmedas por las lluvias de días pasados y del invierno tan lluvioso que hemos tenido la suerte de “padecer”, pero por ahora no embarradas.

Nuestra banda sonora son los ánimos de algunos curiosos que se concentran en ciertos puntos de la carrera, y los perros de los cortijos que defienden lo suyo de estos chalados vestidos de colorines y pantalones cortos.

Yo ya voy deseando llegar el kilómetro 5, donde está el avituallamiento, y parece que no llega nunca. Cuando al fin lo diviso, me entra un escalofrío; no se ve nada salvo el cartel, pero afortunadamente tras unos tarays se encuentra la mesa salvadora llena de botellas de agua. Justo en ese punto, los de cabeza ya vienen de regreso, me temo que no tengo opciones de podio. Apenas unos sorbos y arrojo al contenedor la botella. Viene algo chungo, muy chungo, que al principio intento subirlo del tirón, pero que a mitad de camino me vence; la cuesta es mucha cuesta, y mi pie me grita, me suplica, me implora que no me haga el machito, que todavía quedan 4 kilómetros. Así que freno, pongo la velocidad de paso palante María, apoyando las manos sobre los cuádriceps (técnica pequeño saltamontes sabiamente aprendida de los maestros Tote y Mariquilla) y comienzo a ascender.

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Me cruzo con Marc y luego con Jesús, y me dicen que esto está chupado ya. Si mi muda carcajada hubiera sido sonora, más de un desprendimiento hubiera provocado.

Entramos en el poblado del Oeste, y qué pena verlo jadeando, con la lengua fuera y la mirada en el suelo. Cuando veía alguna cámara de fotos, instintivamente intentaba poner pose de correr más, pero no me salía. Afronto la bajada con más pena que gloria. Cada zancada es un latigazo en el pie. Pronto me alcanza Fernando, que me comunica que Sandra y Olga van más retrasadas; yo lo digo que él tire, que yo voy menos que justo, más bien perjudicado. Y pronto lo veo desaparecer en la lejanía.

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Desde el kilómetro 7, ya es para mi un auténtico calvario. Sólo pienso en acabar, pero nunca en abandonar. He bajado la velocidad más lento aún, pero no sé si eso me hace bien o mal.

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Para mí es un alivio comprobar que me dicen que queda apenas 1,5 kilómetros para la meta, y para mis adentros quiero pensar que me dice más distancia de la real para que cuando llegue me lleve la sorpresa, pero, ¿y si fuera al revés? Otra cuesta que tengo que sufrir y decido hacerla andando. Mientras, Marc, Jesús, Fer y Antonio van llegando a la meta.

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La recta final no tengo ni fuerzas para correr más rápido, así que a trote cochinero voy comiendo los últimos metros. La llegada está ahí, y entre el jolgorio del público aparece mi niña que me hace tener el honor de cruzar la meta arrastrado por su mano llena de energía. Habré quedado el 374, pero el mejor premio que podía conseguir lo llevo cogido de la mano.

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Ya ha terminado mi odisea, y pronto podré descansar el pie. No pasan muchos minutos hasta que llegan nuestras campeonas, Sandra y Olga. Se ha acabado todo.

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Recogimos, nuestras bolsas de corredor, con camiseta conmemorativa, con su “fairy” reponedor y fruta, y nos hicimos las fotos  pertinentes orgullosos de haber podido participar, de haber podido coincidir con grandes conocidos, compañeros de foro, como Chamado, y otros amigos, y esperando que el año que viene podamos repetir, esta vez sin achaques.

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Y para celebrarlo, qué mejor que hacerlo reponiendo líquidos como es menester. Pero eso ya es otra historia.

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5 comentarios:

On 19 de abril de 2010, 15:47 , Anónimo dijo...

ENHORABUENA A TODOS!!!!yo me acorde muchisimo de vosotros..se el sufrimiento que se pasa en una carrera, de eso soy experta, pero tb se la satisfacción que se lleva uno cuando la ha terminado y con dignidad!!!un abrazo muy fuerte!!!
Otro año espero que no me coincida con ninguna para poder ir con vosotros...un besazo mis campeones!!!

 
On 19 de abril de 2010, 17:13 , Anónimo dijo...

Nosotros también te echamos de menos Maríaaaa!!!. La cronica refleja fielmente lo que allí acontecio, con la entrada a meta de Luigui...he de reconocer que me he emocionado. Yo a la crónica añadiría... Todos llegamos sin despeinarnos excepto Sandra que a la vista de la primera foto se puede observar que estaba a pique de darle un flusss jajajaja.

 
On 19 de abril de 2010, 21:06 , Anónimo dijo...

Lo mas me gusta de estas concentraciones es el premio final dentro de una gran jarra,jajajaj

A ver si el año que viene me apunto

Jorge jajaja

 
On 20 de abril de 2010, 0:45 , Fox Mulder dijo...

Como siempre, gracias por la crónica, Lui. Y ahora a prepararse para la siguiente, y que nos respeten las lesiones para poder disfrutar un poco más de la carrera... aunque en verdad, sin sufrimiento no hay victoria.

 
On 21 de abril de 2010, 11:07 , Anónimo dijo...

Que campeonessss, jeje, y que bonita tu niñaaa, que se repitan muchassss mas.
Un saludo de Veleta desde Granada.